El primer documento escrito del que se tiene constancia data de 26 de Diciembre de 1604 y es considerado documento fundacional de la cofradía.
Las primeras reuniones de los cofrades se celebraron en unos locales cedidos por los Padres Dominicos. Se trataba de unas dependencias del primer convento que estos frailes habían levantado en el siglo XIII, al frente del cual estaba el fundador de la orden y antiguo estudiante de Palencia, Santo Domingo de Guzmán. Por esta razón, se acogieron a la jurisdicción de la parroquia de Santa Marina, a la que pertenecía el convento. En origen el hábito de la cofradía fue negro para pasar con posterioridad al clásico color morado, que nos identifica. Nuestra túnica debe ser de Sarga morada, rematada en las bocamangas, cuello y faldón con galón dorado, capillo del mismo color, en el pecho nuestro emblema, la corona de espinas con las letras JHS en su interior, una cruz sobre la H y bajo esta los tres clavos.
A diferencia de otros lugares, no llevamos cíngulo y llevamos cordón de lana amarillo al cuello, con tres nudos y rematado por unas madroñeras. En resumen austeridad y penitencia y el cordón al cuello como los reos de muerte.
Si bien la Capilla, desde un punto de vista arquitectónico, no posee gran interés artístico en su exterior, tiene un artesonado cuya traza realizó Pablo de Villazán en 1713, que cubre la nave de la Iglesia. Se tomó como modelo el que se encuentra en la capilla de los Terceros del convento de San Francisco.
En el presbiterio se halla un retablo mayor realizado por Pablo de Villazán en 1716. Muy sencillo, consta de tres calles en las que se dejaron unas hornacinas para albergar imágenes. Las esculturas de Magdalena y San Juan, obras de José de Sierra en 1724, que se colocaron a ambos lados de la Epístola y del Evangelio, y Crucifijo del siglo XVI.
En la capilla se ubican distintas tallas:
En el lado de la Epístola, en un nicho, espera la llegada de la Semana Santa para ser portado a hombros por hermanos de la Cofradía, descalzos, Jesús de Nazareno “el Viejo”, realizado en 1717 por Tomás de Sierra, de Rioseco. La imagen presenta un rostro patético y realista a la vez. El realismo se completa con la cabellera natural, habitual de algunas épocas de la imaginería castellana.
En el otro lateral de la Capilla se encuentra la Virgen de la Amargura, talla madera noble, de 1,80 metros, estilo de la Escuela Castellana, esculpida por Víctor de los Ríos en 1954. A partir de este momento pasaría a dar el nombre completo que hoy ostenta nuestra cofradía.
El emplazamiento de estas imágenes en las paredes laterales de la Capilla tiene su origen en la adquisición del paso más moderno que pasó a ocupar el Altar Mayor. Se trata de Jesús Con la Cruz, ayudado por el Cirineo, obra de 1955 de madera de abedul y pino, también de Víctor de los Ríos. Su trono es metálico, repujado y con relieves, con los cuatro evangelistas y motivos de la Pasión de Cristo. El paso es de la Escuela Castellana, perfectamente logrado, con una expresión muy acertada, tanto la figura de Cristo, como la del Cirineo.
En una dependencia aneja se conservan el resto de los pasos procesionales de la Cofradía:
– La Erección de la Cruz, de Lucas Sanz de Torrecilla (1615):
Consta de cinco figuras, un Cristo crucificado y cuatro sayones, y con el paso del tiempo se suprimió uno de los cuatro con el fin de aligerarle de peso. Este paso es el más antiguo de los que se conservan y posiblemente ésta sea la razón por la que se le tiene un cariño especial.
– Longinos, de Antonio Vázquez y José de Rozas, en 1692:
El grupo escultórico consta de siete imágenes: el Cristo en la Cruz, la Virgen y San Juan, Longinos a caballo, con la lanza en actitud agresiva a Jesucristo, el Centurión, acompañado de un soldado y otro guerrero que, con sus manos, sujeta la brida del caballo.
– Jesús camino del Calvario, de José de Rozas, Antonio Vázquez y Bernardo López de Frías:
Paso conocido también como la Verónica y la idea del mismo salió por primera vez en el Cabildo de 20 de Septiembre de 1693. Es una composición de diversas figuras. José de Rozas fue el encargado de entallar la figura de Jesús de Nazareno humillado con la cruz a cuestas. Antonio Vázquez fue el encargado de tallar una mujer Verónica en actitud de enjugar el rostro de Jesús. Se encarga a Bernardo López Frías la ejecución de un sayón de la misma talla de la Verónica, además de un cirineo.
La cofradía organiza tres procesiones muy arraigadas en la semana santa Palentina:
La tarde-noche del Martes Santo y en colaboración con la Archicofradía del Cristo de Medinaceli, que aporta su imagen titular, la procesión del prendimiento.
La madrugada del Viernes Santo, a la 1:00h., sale de nuestra capilla la procesión del Silencio y Penitencia: cofrades descalzos portan a hombros la imagen de Jesús Nazareno “El Viejo”, simbolizándose las tres caídas de Cristo camino del Calvario con tres genuflexiones a lo largo del recorrido.
Viernes Santo a las 11:00h sale de nuestra sede la tradicional procesión de los pasos, donde el pueblo de Palencia puede admirar los seis pasos que tiene en propiedad la cofradía, resaltando como acto más emotivo y de tradición la despedida de Jesús a la Virgen al término del desfile y frente a la fachada de nuestra capilla.
Además, la cofradía de Jesús Nazareno y N.M. la Virgen de la Amargura organiza durante el año cultos como la Misa diaria (Autorizada por Bula Papal), Quinario a Nuestro Padre Jesús Nazareno y Triduo a Nuestra Madre la Virgen de la Amargura y otras actividades, como conciertos de la banda, campañas benéficas de recogida de alimentos y juguetes por navidad y desde hace siete años desde el 8 de Diciembre, día grande de nuestra cofradía, donde juramos fidelidad a la cofradía y realizamos el voto de sangre concepcionista y hasta el 6 de enero exponemos un belén para todos aquellos, hermanos y amigos quieran visitarnos. En el año 1998 se presentó un libro con la historia de nuestra cofradía y de la Semana Santa en Palencia.